Científicos de varias nacionalidades han destacado la importancia de esta máquina increíble. Funciona con energía fotovoltaica y es capaz de fabricarse a sí misma. Sólo consume la luz del sol y agua, que el propio ingenio se encarga de conseguir del subsuelo.
Sólo con eso, el aparato consigue generar oxígeno durante una vida útil que puede llegar a ser de cientos de años. Además, no necesita ningún tipo de mantenimiento.
Y por si esto fuera poco, una vez finalizado su ciclo útil, genera un subproducto que se puede utilizar para generar calor y energía. Y, con sencillas transformaciones, para fabricar estructuras y viviendas por sus extraordinarias propiedades mecánicas, aislantes y estética. La máquina se llama árbol. Y el subproducto, madera.
Si queréis saber más sobre ese subproducto increíble, podéis hacer clic en este enlace: